A veces, cuando uno se acuerda de las cosas  del pasado,
las recuerda sin colores, pero llenas  de olores,
como fotos en sepia o blanco y negro,
con ese olor a baúl añoso.
 
Cuando  tomas las  fotografías que tu mente guarda
y recorres momentos maravillosos, el tórax se abre
y no sé bien si por gusto o nostalgia, te partes por la mitad.
Guardo sólo las lindas fotografías,
las desenfocadas las quemo o las boto.